lunes, 28 de noviembre de 2011

FÁBULA REGIONALISTA




EL PATITO DESCONTENTO
                     Vivía en un corral,  un patito muy descontento, siempre  paraba  malhumorado reclamándole a  su Mamá por haber nacido pato… Como tantas veces, un día le dijo a su mamá pata.

 _¡Mamá!, ¿Par qué nací pato, si no puedo volar como lo hacen los pájaros?

_¡Ayyy, hijo!  _le contestó preocupada la mamá pata.
 _algún día volarás, aunque no a la velocidad de un pájaro._

_¡Si! Pero, ¿por qué nací pato?_ insistía el patito_
_¿Por qué no nací entonces pez para poder nadar?
_¡Pero hijo!­  también puedes nadar_ dijo la Mamá pata afligida

¡Si!  Mamá, pero nado muy lento y no como ellos que si pueden nadar bajo de agua _

  _La Mamá pata no encontraba palabras ya que contestarle para convencer a su hijo que nadie escoge ser lo que quiere o no quiere  en la vida.

 _ ¿Por qué no nací entonces caballo para poder correr?_ continuaba preguntando.

_pero hijo, tu puedes correr_ le decía la Madre.

_Puedo correr, pero  torpemente y no como el  caballo_ contestó
no contento el  patito_

_¡Pero, hijo,!  déjame explicarte… y el patito continuaba insistiendo.

_¡Mamá, nací torpe hasta para caminar,! ¡Por qué no nací entonces pollo? Ellos si pueden  caminar mejor que yo.

Merodeando muy cerca, una culebra que lo había escuchado todo, se les acercó y les dijo envidiando  la suerte del pollito.

_¡Amiga pata!... Disculpe  el atrevimiento, pero no pude dejar de escuchar los quejas de  su hijo, ¡ayyy, de mi!...  felices  ustedes que vuelan, nadan y corren, auque sea con dificultad… ¿Y todavía se quejan ?_

Mirando la culebra al patito que escuchaba en silencio, le dijo:
  _¡Amigo patito!, desdichada soy yo, que ni saltar puedo; apenas levanto  la cabeza del suelo?

_ Y prosiguió diciendo: _quien como tu  patito, que al menos tu tienes patitas y puedes caminar, mientras yo tengo que  arrastrarme para hacerlo?
-Quien como tú que tienes dos alas,  yo no tengo ninguna.
_ quien como tú que eres un  pato y yo una culebra que no puedo hacer ninguna de las  cosas que tu haces.  ¡¡¡snif, desdicha la mía en este  mundo!!!

Se lamentaba así la culebra, a la vez que empezaba  a  llorar desconsoladamente causando compasión de  la Mamá pata y su pequeño hijo; es que el patito; recién entendía  la suerte de haber nacido  pato y la desgracia de la culebra.
                                 
El patito se le acercó a la culebra y la abrazó para consolarla, cuando, muy cerca de ellos, una vocecita  se dejó escuchar de una cercana rama que colgaba.

¡Un momento!  Infelices ¿de que se quejan   Ustedes sí lo tienen todo?... La que debería quejarse soy yo pero, como ven, estoy más feliz que ustedes… yo   no vuelo,  porque no tengo alas... no  nado, por que mi caparazón pesa mucho y me hundiría... no corro, porque ni moverme con rapidez puedo, y para el colmo soy muy pequeño_
y continuó diciendo:
  _¡Ahhh!! Pero yo tengo algo muy importante que Uds. No tienennn...

¿¿Qué es lo  importante que tienes y nosotros no lo tenemos pequeño amigo??  dijo la Mamá pata con mucha  curiosidad...

_Con interés la  culebra también le dijo:
_Qué es lo que tienes que nosotros no lo vemos?_

 _¡Ahhh!  es cierto; dijo el caracol, eso no se ve, lo tengo bien guardadito  aquí en mi mente y en mi corazón...

_¿es acaso un secreto? _ dijo el patito_

_¡Claro que es un secreto! pero, se los voy a decir...
  todo estamos aquí cumpliendo diferentes funciones en la vida, y no porque sea más  pequeño, valgo menos que tú, y por ser tú más grande vales más que yo... dijo el caracolcito con mucha seguridad, y  prosiguió explicando:

 _Debemos saber  que para Dios todos somos iguales; el valor de las cosas no están lo material  ni  la fuerza bruta, sino, en la inteligencia de sus hechos y en el valor de sus sentimientos hacia los demás… y continuó hablando muy contenta:

 _¡Solo así lograrás sonreír a la vida como yo lo hago!_

_¿y como lo logro amigo caracol ?_ dijo el pollito medio avergonzado.

Sin pensarlo el caracolcito exclamó:
_¡valorándote tu primero!  y luego valorando a los demás tal como son…

Avergonzados la culebra  y el patito escucharon  atentamente tal atrevimiento del pequeño animal después de un silencio; la culebra y el patito, prometieron cambiar su manera de pensar y actuar, así aprendieron  la lección. Pronto el caracolcito, el pollito y la culebra se convirtieron en grandes amigos.

Para Dios, todos somos perfectos…
Para el hombre todos tenemos defectos…

                      Creación de Percy Gallegos Melgar.




sábado, 26 de noviembre de 2011

Fragmento de una parte del teatro camanejo, enriquecido con huachanacos creado por Perseo


Exposición pictórica realizada en Camaná el año de 2009


Fragmento de la poesía "La camanejita"


CUENTO CON MENSAJE FAMILIAR

( EL DIVORCIO DE PADRES E HIJO)
                                                   
                                                              En  la ciudad blanca de Arequipa, distrito de Yanahuara; vivía una familia muy peculiar. En aquel hogar; (si se podría llamar así), vivía una jovencita acompañada de sus padres. Era una niña como su nombre, llamada Dulce. Tenía la  sonrisa  tierna y a la vez cargada de tristeza  a pesar de su corta edad. Pronto iba a cumplir 11 años, pero, en su hogar  vivía en un dilema  de incomprensión y abandono moral y espiritual, encontrándose  indiferente en sus estudios por las  dificultades que la aquejaban.

Era una niña muy inteligente pero, por los problemas existentes, había bajado  consideradamente en sus notas. Los padres se habían  despreocupado de  ella, olvidándose de la formación y educación de su menor hija. El mal padre de nombre Gerardo; de contextura  robusta, gordo y de evidente y afiebrado machismo propia de una formación tradicional, llena de egoísmo, pensaba solo en el  trabajo y  en su  incesante vida particular colmada  de infructíferas reuniones y vicios sin importarle su familia. De la misma manera su madre Rocío; una mujer renegada de la  vida, de apariencia elegante y evidente vanidad. Le gustaba también las reuniones creo que para curar sus migrañas de todos los días y a la vez, tratar de ocultar su fracaso matrimonial. Los dos eran cortados por la misma tijera, de tal manera que, el  hogar se fue desintegrando con los años y convirtiéndose muy monótona, lleno de la rutina contante de hacer cada quien lo que mejor le parezca.

 Los gritos eran el pan del día en constantes peleas que como perro y gato se acrecentaba; mientras que la niña ya  había aceptado a vivir acostumbrada a ellos.

Dulce, introvertida e  ingenua niña; desde muy pequeña había observado estas diferencias y malas relaciones humanas entre sus padres y cuando no iba a la escuela,  prefería pasar los días enclaustrada en su cuarto dibujando o cogiendo su vieja muñeca buscando  su lugar preferido; el rincón de su  descuidado cuarto, a veces salía y jugaba en la calle con sus amiguitos, vecinos de la zona; para ella, lo importante era no estar en su casa.

La vida pasó rápidamente viviendo cada quien de acuerdo a su conveniencia, así pasaron los días y los meses.

Pero un día 30 de Junio. Dulce de repente no esperó mucho el amanecer; se levantó muy temprano, aquella noche había soñado cosas bonitas, soñó abrazada  por sus padres y sus amigos muy cerca una torta con 11 velitas ¡¡Ese día era su cumpleaños!! Por eso se  levantó de un salto agarró un lápiz y un papel, y esbozó con ternura  lo que había soñado, había dibujado algo hermoso para ella

   -Voy a enseñarles mi dibujo a mis padres- dijo emocionada y feliz.

Con la mejor alegría pocas veces vista en su delicado rostro, se alzó de la cama, se observó en el espejo, su rostro sonrió e intentó sentirse bien.

Dulce cogió el dibujo y se dirigió con mucha  ilusión al cuarto de sus padres gritando:
¡Papá…Mamá..! Levántese, ¡hoy es 30 de Junio!-

Reincorporando de mala gana su cuerpo la  Mamá le  contestó:
-Ya púe’ hija, es muy temprano, deja dormir- y volvió a rendirse en su cómoda cama. Mientras Gerardo su padre dormía profundamente sin inmutarse.

Advirtiendo que era imposible levantarlos, su rostro se entristeció y se retiró del dormitorio de sus padres para dirigirse ha asearse al baño, luego al salir de allí, se aproximó a la cocina, como pudo  preparó su desayuno y al terminar antes de salir se  cubrió con una gruesa chompa  por el  fuerte frió que hacía y procedió con irse a la escuela.

Ya por el camino unas lágrimas quemantes resbalaban por sus suaves  mejillas mientras el  helado viento se encargaba de secarlas como lo hacían con el rocío de la mañana.

Estudiaba en el sexto grado de primaria y muy pronto cursaría la secundaria. En la escuela tenía  algunos amiguitos  que la aceptaba en  por su silencio y obediencia  en los juegos, pero ese día le pasó de todo, sus amigas ni la profesora tampoco se acordaron de su cumpleaños, peor aún se peleó en el recreo con sus amigos y  en el aula se encontraba distraída y una lluvia de preguntas sin respuestas por parte de la profesora terminó con  la  indiferente.

La mañana se le pasó volando como para le olvido hasta  escuchar el  sonido  de la vieja campanilla que le anunciaba la salida de la escuela.

Al regresar a su casa, poco a poco  le fue cambiando el semblante de su rostro y mejorando su ánimo, con la esperanza de al llegar; sus padres se acordarían de tan significativo  acontecimiento en su corta vida. Quizá le hagan  una comida, pensó, o al  abrir la puerta la esperarían con una torta grande.
 Pero, le importaba poco las fiestas, lo importante para Dulce, era encontrar a sus padres juntos, unidos mirándola con mucho amor,  los latidos de su corazón se le aceleraron al llegar a su hogar; pero, nadie la esperaba, solo encontró  el perro recostado bajo el  batiente  que ni se inmutó  ante su presencia, pues continuó durmiendo. Dulce introdujo la llave a la cerradura  y silenciosamente  abrió la puerta esperando tras de ella una sorpresa de sus padres esperándola con los brazos abiertos; solo la esperó el silencio reinante de la casa; pero al ingresar a la sala, el rezongo de fuertes palabras  alcanzaron   a sus oídos llegar  al escuchar a  sus padres decir desde lo alto:

-¡Ya estoy aburrida de tí!  -gritaba la mamá,  a la vez que sollozaba dentro del   dormitorio.

- ¡¡¡El que está aburrido de tí soy yo!!!- contestaba  muy exaltado el Papá de Dulce.
-Ya me tienes arto con tus celos, cualquier momento desaparezco de tu vida-

-¡¡¡Vete de una vez y no regreses!!! Le gritaba ella  - y no vuelvas a  pisar esta casa nunca más, le decía…!

Dulce, subió las gradas al segundo piso ayudándose del “pasa manos” y  al escuchar todo eso, su rostro cambió abruptamente  de expresión y se le esbozó una tristeza producto del aprisionarte dolor, nadie se acordaba de ella; ¡era su cumpleaños!..¿Qué injusto!  Pero, ellos continuaban discutiendo  sus problemas de siempre. Dulce corrió a su cuarto no sin antes atravesar el cuarto de sus padres; al sentirla llorar… ellos  guardaron silencio al percatarse de la  presencia de su pequeña y entristecida hija.

-¿Te diste cuenta? –Dulce nos a escuchado, ya la hiciste llorar- recriminó Gerardo a su esposa.

-Tu tienes la culpa le contestó la esposa Rocío-

Así ambos se culpaban que, su única  hija los haya escuchado discutir. Ella llore casi no lloraba; se había acostumbrado a  las discusiones de sus padres aparentemente  no importarle; pero, en esa oportunidad se echó a llorar y corrió a su cuarto, su madre recordando el acontecimiento le exclamó a su esposo:

_¡Ahhh! ya sé porque subió  llorando-

¿Por qué llora la niña?  Preguntó  el esposo y padre de Dulce.

-¡¡¡Es que creo que hoy es su cumpleaños!!! Comentó preocupada la madre-

-¿Estás segura?-  preguntó  Gerardo inconforme con lo que dijo su esposa.

¿Hoy no es 30 de Juniooo? preguntó más segura.

El esposo se reincorporó de la cama para observar  un almanaque cercano que colgaba  en un costado del  dormitorio y  pudo confirmar  la fecha señalando con cierta vergüenza:
-¡Es verdad!... ni siquiera me he acordado-

-Yo tampoco me acordé hasta ahora…¡Pronto!; disimulemos al menos, hoy no pelearemos acotó la esposa.

-Está bien, contestó el esposo-
¡Vamos, levantémonos!... olvidemos  nuestros problemas por el momento y vamos a su cuarto- Añadió el Papá de Dulce.

 Y así  ambos esposos con aparente preocupación  hicieron las pases, y procedieron  llegar  a la recamara de Dulce encontrando la puerta cerrada. Su mamá acercándose, sigilosamente  tocó la puerta y le musitó muy despacito.
-¡Dulceee! Dulcesito …mi vida!-  ¿Estás bien?

-¿Acaso algún día te preocupaste a que esté bien?- Contestó  Dulce sollozando desconsoladamente.

La madre calló ante la respuesta de su hija; tenía toda la razón para pensar así.

Acercándose el padre a la puerta tratando de convencerla le dijo:
-¡Dulce!... Amor, ábrenos… tenemos que conversar contigo y saber como te encuentras…

Dulce muy molesta,  se paró de la cama, se acercó y les gritó a través de la puerta.

-¿De verdad les importa  como me encuentro?
¡Si hija, claro que nos importas! Dijo la madre.

La respuesta  de Dulce fue instantánea.
 -¡Me encuentro mal, muy mal ! ahora que ya saben como me encuentro, ¡¡¡váyanse y dejen de molestarme…!!!

¡Mi amor! -prosiguió hablando su padre -ábrenos la puerta, queremos darte una sorpresa-

-Ya me la dieron a mí  la sorpresa al no acordarse de mi cumpleaños, se la pasan solo peleando que se olvidan de los demás- y continuó increpándoles:

 ¡¡ Son Uds. un par de egoístas que se la pasan peleando e  hiriéndose sin importarles todo lo que yo escucho!!

-¡Mira, mi hijita! -Dijo la madre  -tu padre y yo hoy no estamos peleados, estamos muy tranquilos porque queremos estar contigo, porque te queremos mucho y tú lo sabes-

¡Sí, claro que lo sé! …hoy se amistan por mi cumpleaños…¿y mañana qué ?

-Bueno mañana es otro día- dijo su padre.

-Y volverán a las mismas, seguirán peleando le contestó la niña.

Un silencio reinó por unos segundos.
-Los padres no hallaban más que preguntar, no podían recriminar a su hija  por que ella les había dicho la verdad…

Después de un pausado  silencio y desahogada Dulce por todo lo que había vivido; les abrió la puerta y mirando a sus padres con ternura les dijo  muy bajito casi suplicando:
-De verdad ¿no van a pelearse hoy?-

-¡¡No, claro; que no!! Le dijo la madre a la vez que, abrazaba fuertemente.
 -¡Mira! Estamos bien por ti- contestó el padre sonriente abrazando y  y besando una de las mejillas de su esposa y luego besó a Dulce.

 Su hija  había caído en el engaño, no percató que aquellos irresponsables padres solo fingían ante ella, su corta edad e inocencia no le permitía darse cuenta de ello; luego continuaron  abrazando y besando a su hija y le desearon lo mejor.

Fue un cumpleaños  inolvidable para la niña. Le compraron la torta soñada y la compartió con sus padres. Dulcecito, deseaba que el tiempo se detuviera, estaba muy feliz  y complacida ¿y así fuera todos los días? Se preguntaba. Como nunca esa tarde la familia unida se sentó a comer juntos, charlaron y hasta rieron hasta altas horas de la noche. No supo en que momento se quedó dormida, pero las falda de su madre las sintió como la mejor cama para el descanso y las manos de su padre como suave almohada.

Esa misma noche durmió como nunca, soñó  cosa bellas, se sintió como “Alicia en el país de las maravillas”
Al día siguiente desde muy temprano despertó para vivir las pesadillas de  la diaria rutina. Su madre era ahora la que gritaba:

-Eres un mal hombre-le decía:
-Ahora me dices que tienes un compromiso con tus amigotes y te vas todo el día y ni  siquiera me ayudas con los quehaceres o con la tarea de tu hija-

-Tú quisiste tener un hijo; ahora friégate pues sola, y  encárgate de ella-
¿Es que no entiendes que ya no te quiero? -
Escuchó decir  Dulce a su Padre. Aquél momento su corazón se le encogió.

-Si tú te vas a la calle, yo también me voy con mis amigas- le contestó la esposa indignada.

¡¡Has lo que quieras, es tu problema!!- terminó gritando el esposo.

Dulce corrió a su cuarto y colocó su almohada en su cabeza como queriendo no escuchar lo que se decían sus padres, Sintió el fuerte golpe de la puerta  y el arranque del motor del carro de su padre.

La madre de Dulce  también se levantó y se introdujo a la ducha para cambiarse luego y también salir, no sin antes se acercó al cuarto de Dulce abrió la puerta  y con sonrisa  de hipocresía le sonrió y le dijo:

Hija, hoy sábado voy a llegar un poquito tarde tu papá y yo, así que  come del refrigerado y no te olvides de tu tarea…chao tesoro- concluyó despidiéndose antes de salir de casa.

 Era una nueva discusión, se acabó el sueño de la noche y volvió la real pesadilla del día.

Dulce, en aquél momento se sintió más sola que nunca, un sorbo de saliva amarga deslizó por su tragadera garganta y guardó silencio mientras lloraba y lloraba con aquel sentimiento puro que solo un niño herido puede expresar a través de sus poros; pero sus labios impotentes  callaron, volvió a su cuarto a pasos lentos y cogió una caja que guardaba bajo su cama y  sacó su vieja muñeca compañera de su corta vida y la abrazó fuertemente buscando el consuelo en aquél diseño de trapo, luego  tomó su hermoso dibujo, lo observó un instante, sonrió levemente y sin esconder su pena salió de su habitación para dirigirse a la calle. Eran cerca de las 10.00 de la mañana, dio vuelta  por última vez para observar su casa y luego de lanzar un profundo suspiro se perdió por la avenida sin destino alguno.

Nadie se preocupó ni se enteró las circunstancias en que vivía  Dulce aquél instante. Camino  y camino como nunca lo había hecho, sus piernas con pasos quejumbrosos

 Llegada la noche, el silencio reinaba la casa que descansaba de los gritos y conversatorios, los padres de Dulce no se por  donde se hallaban, quizá regocijando su afiebrada y maniática vida libertina.
Mientras la tarde llegaba la niña cruzaba  una avenida y  sin percatarse  de la cercanía de un automóvil que a la velocidad que se avecinaba el conductor no tuvo tiempo de frenar y golpeó a la niña impactando su cuerpecillo. Un hombre de preocupación evidente bajó del vehículo y se acercó a la niña que se encontraba tirada en la pista  ante el impacto.
-¿Estás bien niña? le preguntaba mientras que sus brazos rodeaban el cuerpo de la niña maltratado de Dulce que aún no volvía en sí. El hombre  de terno azul intentó cargar a la niña y llevarla al coche cuando Dulce despertó  preguntando:
-¿Qué me pasó señor?-
-Aún con cierto nerviosismo el  señor le contestó:
-Bueno…andabas distraída y cruzaste la avenida sin ver los carros.
-Ya bájeme señor… pidió Dulce al señor que la cargaba en dirección a  su carro tratando de llevarla a asistirla a algún centro de salud.
El señor le obedeció a la vez que le dijo:
-Niña te llevaré a un hospital-
-No se preocupe señor, estoy bien- le contestó Dulce mientras se desprendía de los brazos reincorporarse al intentar pararse.
Un  profundo suspiro  sacudió el cuerpo del señor al notar que la niña  no manifestaba lesión alguna.
-¿Por donde vives? ven… te llevaré en mi coche a tu  casa.
Al oír esto Dulce agradeció al señor para luego echarse a correr como si nada hubiera pasado: al observar  esto el señor  viéndola a la distancia le grito:
¡…Y ten cuidado la próxima vez al cruzar las calles!
Dulce corrió sin detenerse hasta llegar cerca de un grifo y acercándose sigilosamente a un cilindro con agua con su mano bebió un poco del líquido elemento, luego continuó  su camino.

No se sabe cuantas horas caminó y caminó. Pronto sintió hambre, no llevaba  dinero alguno, miraba a los alrededores tratando  de ver con que saciar su evidente hambre; por un instante se detuvo en una esquina para  observar algunas señoras que vendían fruta, al acercarse a ellas pensó pedirles que le regalan una fruta pero le dio vergüenza, luego pensó en robarla, pero aún sintió más vergüenza aún, en su desesperación por comer divisó a un orate que rebuscaba en un cilindro algunos productos comestibles, se acercó sigilosamente con cierto temor por detrás y pudo  arrancarle del cilindro dos podridas manzanas, el loco ni cuenta se dio de la presencia de la niña que se había atrevido llevarse parte de su comida  y  al retirarse del lugar las saboreó con desesperación para calmar su hambre. El día empezaba a apagarse  y el cielo comenzaba a tornarse de color anaranjado mientras el tic-tan del gigante reloj de alguna tienda comercial le  anunciaba que la tarde llegaba a su fin y oscurecía y se encendían los faroles de las calles, parques y alamedas anunciaban que la noche  se avecinaba. La escasa gente que aún circulaba en la ciudad  no  percibía ni le inmutaba la niña perdida.

Dulce en aquél momento por vez  primera le llamó la atención  la vida del hombre de la ciudad, al observar como cada quien vive su mundo; sus propios problema; su ritmo es rutinario, acelerado y mecanizado al trabajo; la gente camina, grita, corre, da una ojeada a  la hora, conversa por un celular no se con quien, se apuran, se enojan hasta a veces algunos ríen idiotizados por  algún vicio, esa es la ciudad, un gigante de concreto que alberga tanta gente y un monstruo para una solitaria niña desprotegida.

Las horas avanzaba acabando el envejecido día. El peligro de la noche estaba latente, muy cercano. Dulce sintió miedo en su soledad, también las semi oscuras calles se iban quedando solas y  abandonadas; el  incontenible frío  apretaba, solo el pequeño cuerpecillo  y en la intemperie de la noche, Dulce vagabundeaba como zombi por  las calles, no había probado alimento alguno, y el crudo invierno de la ciudad blanca. Las nubes descargaban toda su artillería como cántaros de agua arrojados a la ciudad blanca. La abrazaba cada vez más fuerte.
Algunos periódicos los utiliza como calientes frazadas y se desintegraban al ser remojados  con la persistente lluvia

El cielo de la mañana se abrió grisáceo y las nubes casi vacías, abandonaban el cielo Arequipeño; la lluvia empezaba a disminuir  mientras muy temprano el persistente tocar de la vieja campana de una iglesia anunciaban un nuevo amanecer; muy cerca  una luz tenue de un viejo faro, velaba a una niña en el rodeante  charco de agua aprisionada  al poste, su rostro cándida y rosada había perdido pigmentación… por sus labios humedecidos recorrían sin cesar  el líquido lluvioso  sus ojos desorbitados  y abiertos se perdía en la estrella del amanecer que brillaba viso mirando su camino al cielo.
   acariciando el húmedo metal abrazada a la soledad atándose a la vida; uno viejos cartones cubrían parte de su  entumecido cuerpecito;  el viento cacheteaba su pálido rostro expresando una leve sonrisa, en su pecho llevaba aprisionada su muñeca; y en la otra un humedecido  papel  con un dibujo que en sus manos llevaba y en ella,  tres siluetas se distinguían que decía: Mi Papá…mi Mamá y yo…

Los hijos son el producto  de los padres. Pero, tampoco ningún hijo pidió venir al mundo, el hijo nace producto del amor por lo tanto, merecen ser protegidos hasta que puedan volar con sus propias alitas por el mundo pero formando con valores y principios que nosotros los padres  dejamos como herencia a los retoños.

 Que, este relato  sirva  como ejemplo para aquellos padres muchas que, veces ignoran a sus hijos y los tienen en total abandono físico y moralmente.


                                                                                                    FIN
A  LA MEMORIA DE LOS NIÑOS.



domingo, 20 de noviembre de 2011

FILOSOFÍA PERSONAL

Buenas tardes amigos, se que muchos no leerán quizá este pequeño espacio, pero para mi es reconfortante poder expresar mi sentir... Lo importante es desahogar mi mundo interno en bocanadas casi de ahogo, me permite liberarme y sentirme bien, como creo que deben de sentirse cada uno de ustedes, que se desahogan de mil formas; la ansiedad de ser absorbidos en un mundo llamado sociedad, me mata cada día sobre todo al encontrarme con situaciones no acorde a mi pensar. El hombre cambia y los pensamientos también, algunos  nos volvemos tradicionales, anticuados y hasta "cucufatos" sin aceptar la avalancha evolutiva de personas que con pensamiento moderno impone su pensar... Solo veo, solo escucho para preguntarme luego: ¿Es buena esta evolución? o estamos en el principio del fin...¡Estamos en regresiva!, la materia ya estiró su distancia a otros lados, a otros mundo; pero el  crecimiento no se da  por medidas de distancias y hacia afuera, sino, ¡hacia adentro! ....
El verdadero crecimiento está para adentro, allí en la oscuridad está la luz, la luz de los valores, de los sentimientos y de Dios...
J
JOSÉ MARIA QUIMPER

sábado, 19 de noviembre de 2011

GLOSARIO: Términología y dejo camanejo.

El dejo camanejo es un sistema de signos llamada la dialéctica; trata de la variante de una lengua asociada con una determinada zona, en este caso,  el valle de Camaná, en donde sus habitantes por muchos años arrastras una forma muy original en  su lenguaje, siendo muy reconocido a nivel regional, nacional y mundial; pienso que, nosotros los camanejos  rompemos el anticuado castellano español y creamos un esteriotipo  genuino y único en Latinoamérica, con una mezcla de herencia de los aimaras y quechuas, culturas pre incas como los Tiahuanacos, los Wari, Nazca, Paracas y otras pequeñas culturas como los chuquibambas, terrajones y otras que se asentaron por nuestro valle. Es importante también agregar la similitud del dejo argentino, con una expresión achilenado y paraguayo sin olvidar la cultura afroamericana destacando en  su entonación casi cantado y su vivacidad y alegría al  expresarse, amasando así una variedad de culturas a través del tiempo y formar la cultura camaneja en su arquitectura, ceramios, folclore y otras costumbres que  se diferencia de los demás pueblos del Perú aportando a nuesta cultura; un estilo propio inconfundible lenguaje de todo camanejo por el mundo. He aquí algunos términos de Camaná y la región.

GLOSARIO: (abecedario)
LETRA “A”
.ACACA'O-: Expresión de dolor a consecuencia de una quemadura.
ACHACA`O: Misma expresión de la anterior.
ATATA'O: Desprecio, repugnancia, asco.
ACEQUIA: Zanja o canal para conducir el agua.
ACHICAR: Misionar, orinar. Acción de mear.
AGUAYTAR: Forma o manera de observar con disimulo.
AGUAYUYO: Aparece en el agua retenida, se encuentra en los pantanos, también alrededor de las plantas del arroz.
AGUJA DE ARRIERO. Aguja mucho más grande  que la común, sirve para coser sacos llenos.
ALLULLAS: Panecillos hechos de harina y chancho y azúcar, llamado también el bizcocho camanejo.
AMANCAY :Flores aromáticas  que crecen en abundancia en la loma de los cerros después de las lluvias.
AMARRES: Tallos de la planta del plátano llamado maloja y al secarse sirve para atar las quinchas de hachones.
ANDA CULO: Llamada también “hormiga león” animalito que camina para atrás  y forma un pequeño hueco para cazar entre ellas, hormigas, zancudos y otros.
ANDARIVEL: Cuerda gruesa tendida entre dos orillas de un río para dirigir el paso  de una pequeña barca.
ARMAR CHACOTA: Provocar desorden.
ATARRAYA: Enmallado circular  tejido de nylon rodeado de plomo y en el medio un cavo o soga que sirve para pescar en ríos o aguas pocas profundas.
AVENTAR: Echar al viento  alguna cosa para  separar los granos o semillas de los residuos, en especial los granos de arroz o frijol, cebada u otros productos.

LETRA “B”
BAJAR DE PESO: Evacuar el vientre, aliviar de carga.
BOCA DEL RÍO: Dícese a la entrada del río en el mar.
BOYERO: Pescador de macha que realiza su tarea mar adentro.
BOLLO. Panecillo de forma ovoide de cuatro puntas que se elabora en Camaná:
BOLLO: Expresión que se utiliza a los homosexuales o personas amaneradas.
BORDO: Extremo u orilla de un determinado terreno, en donde comúnmente se llena de pasto o grama.

LETRA “C”
CAVO: Cuerda, soga tejida.
CABUYA. Pita, cuerda de fibra gruesa.
CACHA: Honda compuesta por dos jebes, una “lengüeta” de cuero  y un palo en forma de horquilla.
CAHUI. Ramita larga y delgada de un sauce.
CAIDO DEL CATRE: Tonto.
COJÓN DEL DIABLO: Planta de regular tamaño cuyo fruto  ovoide y espinoso muy común en Camaná y crece en los terrenos sembrado de poroto o frijol.
CALATO: Desnudo. Falto de vestido:
CALDERONA:Zona  agrícola entre el pueblo y San José, por el lado oeste cerca al mar.
CALETA: Entrada al mar  que ocupa el valle de Quilca y que sirvió de escondite al “Huascar” en la guerra del pacífico.
CANDIL. Mechero que sirve para dar luz, conformado por un depósito de kerosene y un cordón o trapo extendido.
CANCHA VIEJA: Primer estadio de Camaná, de campo abierto, en donde se enfrentaron los primero partidos de futbol. (lugar que hoy ocupa la feria dominical)
CAQUI: Tela de color pardo, verdoso que se utilizaba  como uniforme escolar durante el gobierno militar.
COÑETE: Tacaño.
COGOTE: Parte posterior del cuello.
COÑOTO: Dícese a la persona  que pierde un dedo o parte de él. Continuará….
CORRE CORRIENDO: Ve corriendo.
CRISTINA. Gorrita pequeña y larga  que se utilizaba en la cabeza   y formaba parte del uniforme escolar color caqui de hace algunos años.
CUCULIES: Del orden de las palomas. Se las cazaba en los árboles y en la grancilla  que botaban  los ingenios.
CUCHUNA: Este instrumento era similar  a la de un machete . Su mango era de sauce o huarango. unido a una filosa cuchilla  que servia para cortar rama, palos y hasta servíapara segar....
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viernes, 4 de noviembre de 2011

LA HISTORIA DEL TUKAPEL

HISTORIA DEL TUKAPEL

Mientras las aguas serenas y quietas del pacífico brindaban a la pequeña villa las olas más dóciles y  agonizantes que  sucumbían  en la  arena y piedras del límite costanero del pueblo camanejo.

Muy temprano el amanecer  abría los campos  y  pequeños caminos que principiaban a ser transitados por  los lugareños que, en sus quehaceres cotidianos arreaban el ganado, borricos y algunas otras bestias de carga. El  verde colorido extendía  los  sembríos de productos de panllevar; papas, camotes, caña de azúcar, olivos y árboles frutales  flameaban por los vientos del sur que recorren el ancho vegetal de la villa contando con poco menos de un ciento de  rústicas casas repartidas por doquier  en el valle.

El primer puerto de  La Deheza  bañado por aguas marinas confundían su resoplido estruendo  con en chillido de las gaviotas, pelícanos y pájaros marinos que,  revoloteaban hambrientos  esperando que el amplio mar les brinde como cada mañana el alimento natural.

La vida  en el mar es dura, los pescadores embisten a diario sus olas para cosechar el alimento afrodisíaco, los botes y bolicheras en arduo trabajo afrontan el peligro  de  las aguas cada noche cada día de su existencia.

Para algunas embarcación no muy lejanas mar afuera, la pesca había empezado y la aproximación del invierno también.

Aquella mañana una lancha descansaba bajo dos ruedas en la parte trasera de un viejo yip después de haber cumplido su función mientras dos hileras aparecían en la orilla,  jalada por membrudos  hombres que, haciendo fuerza no dejaba escapar la  inmensa red que recogía en ella la sustancia divina de  abundantes peces.
 Los grito de  júbilo no se  hacían esperan en exclamaciones de hurras y “carajeadas”  guapeando a la gente el más experimentado de los   hombres, un viejo cincuentón  de semblante arisco y semidesnudo asumiendo el liderazgo.

-Jale!!! Jalen!!!  - decía:
-Fuerza …mas fuerza..más fuerza carajooo!!!
Vociferaba  al observar como poco a poco emergía  la red  cargada de  bonitos, cojinovas, lenguados y otras variedades de múltiples peces.

-Aguanten ahoraaa!...ahora jalen pero más despacio-
 La carga es grande… no vaya a romperse la red...
- ¡hurra!...!!!Hurra!!! -
La respuesta de  las demás personas  volvía la  algarabía al observan la apetitosa carga.
 -¡¡¡Eso se merece un “guen” piscooo!!!
 Gritaba por allí el más larguirucho del grupo que apenas lograba brotar palabra alguna de su boca taconeado  de “hojas de  coca”
¡Primo, mirá por allá…dijo uno de los hombres a sus compañeros;  -parece ser dos lobos, “augurita” nos rompe la red …
¡No creo, ya se van ! contradijo su compañero tratando de distinguir en aquella fría mañana a dos animalitos marinos que se retiraban ante la cercanía de la orilla.-Bueno, ya la carga está cerca sigamos jalando continuó diciendo-
Pronto en la orilla se dejó ver la red y el inmenso apetitoso plato natural.
¡Ja, ja, ja, ja! Reían de buena gana; de pronto sus  ojos curiosearon mar  adentro ante el sonido ronco  de un sirena martillaban sus oídos ante la aparición fantasmal de un inmenso buque  que como un pez sorteaba  las aguas camanejas.
-¡Miren!! Volvió a gritar señalando adentro del mar el más larguirucho de los hombres ¡!!un barco…es un barco!!!
¡Claro que es un barco!... Respondió el viejo pescador sin inmutarse y  prosiguiendo  hablando:
-Aquél barco es el Tukapel…  de ves en cuando tengo la suerte de verlo tan cerca, y hoy es un día  de ellos; obsérvenlo…! ese si es un barco de verda´!
-¡Ohhh!  Mirá que grande…envidiaría por abordarlo- comentó con verdadero asombro uno de ellos.

El reducido grupo de pescadores veían con beneplácito aquella madrugada  aquél vapor que, con su constante sonido abría el promisorio  amanecer; Insuficientes fueron los minutos que enmudecidos los pescadores quedaban y esforzaban su vista  para  divisarlo. Los hombres frotaban sus ojos como cual se limpia los vinculares para ver mejor, solo observaban  las luces que denotaba de sus pequeñas ventanas y brillaban como estrellas del alba, de sus dos chimeneas  emana  nubes grises que se desvanecía en el cielo. Impregnada la sensación de mirar a  un medio de transporte dentro del mar causó mucha curiosidad aunque muchos habían escuchado del gran Tucapel acercarse a nuestras costas cada cierto tiempo.
 Minutos después, los humildes pescadores  anonadados con ojos agrandados vieron desaparecer el vapor que, como un espejismo se esfumaba perdiéndose  a la distancia.

El centenar aleteo de los pescados rompió la mudez y los volvió a su real momento, cuando se escucho de nuevo la voz del viejo pescador exclamar:
-Bien muchachos, continuemos con la faena, los pescados nos esperan-
 No sin antes lanzar un profundo  suspiro y con admirada actitud ver en el inmenso  mar la dispersa neblina de la mañana.

¿Pero por qué tanta admiración a aquél  monstruo acorazado que, cada cierto tiempo visitaba las aguas camanejas por las cercanía del litoral?



EL TUKAPEL

Data del siglo XVIII, cuando los medios de transportes no desarrollaban aún y la industria  automotriz  era  rudimentaria. En América las  personas utilizaban carretas jaladas por caballos, burros, mulas y otros animales de carga, como  único medio para transportarse de un lugar a otro recorriendo antiguos caminos de los inca y arrieros  caminaban en grupos gente de diferentes lugares que,  luego de  aventuras, contratiempo y largos días de camino, llegaban  a su destino uniendo cada vez más los pueblos de América.

Fue la industria europea que, desarrolló el dominio del transporte marítimo. Así empezó a poblarse esta tierra con nuevos puertos y muchos barcos. Las grandes empresas comenzaron abrir el mercado en las aparentes y tranquilas aguas marinas que bañan nuestro litoral.

Por el año  de 1900. La compañía sudamericana de vapores  de Chile; implementó su flota comprando barcos a vapor comandada por el majestuoso Tucapel; moderna nave de cuerpo de acero, construida  en  Glasgow (Inglaterra). Nave de primera clase para la  época que, capitaneaba   una  ruta en escala por los diferentes puertos de los vecinos países de  Panamá, Ecuador, Perú y Chile.
 El nombre del imponente barco Tucapel, procede de una comuna  cerca del río Malleco, ubicada en la Provincia de Biobío (Chile). Memorable lugar de la heroica batalla, conocido como el desastre de Tucapel enfrentado entre los mapochinos liderados por Lautaro y los españoles liderados por Pedro Valdivia en el año de 1553. Resultando una derrota  para los españoles  y la captura y muerte de  Valdivia.
A memoria de esta insigne batalla el acerado vapor de transporte, adoptó ese nombre. Este vehículo flotador destinado a navegar por las aguas marinas. Medía 94 metros de escola. 13,5 de manga y 6 de puntal, Apuntaba al cielo  3 mástiles. Esta moderna nave, adornada de  madera de fuerte roble y caoba; en la sala de máquinas  tres  calderas cilíndricas posibilitaban la producción de vapor a alta presión y producía hasta 20.000 caballos de vapor y  la superestructura de dos chimeneas de metal fino destinadas a alojar las tuberías de escape de motores, turbinas y calderas.
El  4 de Setiembre  naufragó el Tucapel después de hacer escala en los puertos de Tambo de Mora, Pisco y Chala; luego así frustrarse su recorrido a puertos Chilenos. El  seguro barco no pudo  con la naturaleza y luchó infructuosamente  su más grande duelo por vencer al mar y ganó la gloria cuando el acorazado se  hundió con su capitán y muchos de sus tripulantes. El recuerdo de lo impredecible contrasta lo infalible; solo Dios decide si morir o vivir y muchos  adhirieron la distancia entre el mar y el cielo, entre las profundidades y la lejanía  del firmamento.

Es esta una historia de acontecimientos marcados por el destino que, tuvieron que vivir los tripulantes de un barco llamado TUKAPEL que, por  muchos años realizó múltiples viajes  por las costas marinas sudamericanas siendo este su más grande desafío que tuvo que resistir en el mar supuestamente pacífico, partiendo de hechos verídicos.  El autor como un testigo sereno describe  el posible y escalofriante momento jamás vista ni narrada por escritor alguno. Historia real llena de  angustia, temeridad, turbación, amor y sobre todo de solidaridad que guardan los seres humanos en momentos como estos, en donde no les importó el idioma, la nacionalidad ni las razas; les importaba los sentimientos de solidaridad que, en muchas horas de zozobra reinó en el desdichado gentío floreciendo el derecho y estima a la vida y  ofrecerla si aún fuera la suya por salvar a un semejante.


He aquí el inicio de esta escalofriante novela…



VIAJE A LA ETERNIDAD

El silbido presencial vibraba desafiando los aires frescos anunciando la presencia  del imponente barco que abría  surcos cortante con su delineada proa en las aguas del pacífico. Aparecía  desde un minúsculo punto mar afuera hasta mostrar su  altivez figura en algún  puerto cuando las luces del cielo abrasaban  un amanecer  o asomaba a veces en un atardecer.
El sol  rendía  sus rayos ante los pies del “monstruo” acerado. Su señorial presencia era asemejada a la caballerosidad del “Huascar” y a la intrepidez de la “Esmeralda”. Las aguas  se domesticaban y sincronizaban su vaivén capaz de volver celoso hasta al mismísimo “Poseidón” Dios mitológico de tan admirado medio de transporte.

Aún no era primavera, pero aquellos días el cielo  tornaba  tonos azules y blancas  nubes que descansaban tranquilas ante la quietud de los vientos. Abajo la impermeable  envoltura del barco de color negro, contrastaba toda su biosfera paisajista.

El Tucapel, ya había recorrido parte de su acostumbrado traslado por el mar transportando a los viajantes  proveniente  de Panamá  a Guayaquil y continuar al primer puerto de Sudamérica; el Callao.

Para  el capitán Federico Collins. Hombre de personalidad severa;   y experimentado marino Inglés, eran días de rutina. Este elegante marino, vestido íntegramente de azul, llevaba ya algunos años en el Tucapel;  muy conocido  en puertos peruanos  (sobre todo en el Callao); había sido invitado por la compañía Chilena para monitorear y guiar el barco  confiando en sus correctos años de servicio en la marina Inglesa.

Era medio día del 31 agosto del año de  1911. Cuando el Tucapel visionaba su  presencia en  el Callao.

¡¡¡Tuuuuuuuu! Tuuuuuuuu!!!
¡Miren! Alli ya viene el Tukcapel!  ¡¡Hurra!! Gritaban los niños con algarabía  cerca del muelle, mientras los padres  aprisionaban  sus manitas que ante tal emoción trataban de librarse para ver más cerca el admirado barco. El silbido cada vez más fuerte llegaba a los oídos de los chalacos y limeños, que esperaban ávidos a sus familiares o amigos que llegaban de Guayaquil y Panamá, o de otros viajeros que pronto embarcaría para  los poblados peruanos y chilenos.

Mientras los pasajeros se prestaban a abandonar  los camarotes

El  grito del portavoz del puerto desde lo alto de  una cabina azul situada en una  habitación de madera cerca del muelle, notificaba al gentío desde un megáfono la llegada del Tucapel que, a la distancia surcaba el mar para abordar a tierra. Los pasajeros anhelosos saludaban a la multitud que los esperaban sonreían y en sus ojos algunos enjuagaban algunas lágrimas y esbozaban muecas de júbilo, recorrían con la mirada todo el puerto tratando de reconocer a alguien que los esperaban con pañuelo blancos que, como pequeñas banderas los agitaban y meneaban con sus manos bordeando en el muelle. En cubierta los niños eran los más felices  que, trepados en los barrotes de las barandas del barco trataban de  aprehender unas gaviotas que merodeaban a los alrededores.
 Presto a  abarloar en el muelle y soltar el ancla  el grito del Capitán vociferaba  a través del  perifoneo con voz franca y característico acento Inglés

¡¡Echarrr anclasss!!

Una gruesa cadena aferrada a una pesada ancla era girada e introducida al fondo. El timonel, oficial Manuel Agüero encargado del mando de los controles de navegación en toda la ruta, observaba al primer piloto de nombre Arturo Papalli que con pericia  concluía el  largo viaje; sus manos había dejado la rueda del timón circular de fino charol después de muchas horas de recorrido incesante, proyectando en su rostro una sonrisa tranquilizadora y cansada.
El Capitán bajó de la cabina de mando y acercándose al piloto exclamó con exaltada alegría expresada en una sonrisa.

-Muy bien Arturo; no has traído como si viniéramos sobre una pluma; ha sido un bonito viaje; puede descansar unas horas antes de volver a partir-

-Como buen marino Español, es mi deber… además, manejar el Tucapel;  siempre  será  un honor Capitán- exclamó Papalli satisfecho de su trabajo inclinando su cuerpo  en un movimiento a paso de torero.

Volviéndose el Capitán  con la vista al muelle, alcanzó ver a un joven conocido en para la tripulación…¡¡¡Mire en el muelle Oficial!!!
Con los brazos en alto percibieron la delgada figura de un adolescente
 saludando la llegada.
-¡¡¡AAhhh!! Es el jovenzuelo basuelo Pérez, cuando no… como quiere al tukapel, con que ansias lo espera cada vez que llegamos al Callao-
 Concluyó diciendo el oficial Papalli-

-Conocí a su padre, el también trabajaba en el puerto, hasta que un día murió de una desconocida enfermedad, era un buen hombre y él un buen estudiante.

-Es cierto, -acotó el oficial  Papalli- es estudiante de Filosofía  y Artes en el Colegio Superior de San Carlos. Con el trabajo de estibador paga sus estudios dijo con admiración.-



Tocándose los bigotes, el Capitán le comentó
-hace unos meses prometí premiarlo  con un viaje al sur, creo que ha llegado la hora, hablaré con su Madre Josefina al oscurecer…
Después de un corto silencio, el capitán exclamó.
-¡Bien, el trabajo me espera, ud. descanse Oficial- concluyó  con un saludo militar.

Ya en cubierta el capitán inclinando el cuerpo con la vista arriba  vociferaba al Oficial Manuel Agüero que se encontraba en el mando de controles diciéndole:
¡Oficial Agüerooo!..
-¿Si mi capitán!-Le contestó  casi al instante a través del cristal atento a las indicaciones.   

-No se olviden del informe  de ruta de Guayaquil al Callao-

-No me olvido Capitán Colling; lo tendré listo en una hora- le contestó el  oficial Agüero con  un movimiento de cabeza

-Bien…bien- …y volviendo la vista a cubierta, volvió con las órdenes.
 -Hay que asegurar el barcoo…¡¡¡Aten los cabos!!!-

Grito nuevamente el Capitán Colling mientras el  marino de apellido Tagle desde el vapor  se aprestaba a lanzar hacia abajo una gruesa  soga de fibra para asegurar el barco en el espigón del muelle apoyado por un trabajador  del puerto  disponiéndose junto Roselo a recibirla  para unirla al cabo del muelle.

-¡¡¡Bajen las escalas!!!  ¡¡¡Bajen por allíií!!!-  volvió a gritar el Capitán a la vez que arengaba invitando a los pasajeros a bajar. Pronto se apiñaron los marinos Carlos Fernández y Manuel Carrillo y  con una polea deslizaban un armazón de madera en forma de escalera que  utilizaban de puente entre el barco y el muelle para desembarcar.

Las personas que había llegado a su destino y viajaron en cubierta, tenían ya su equipaje listo en mano y ansiosos buscaban el camino para desembarcar; los pasajeros que viajaron en  primera clase volvían a sus camarotes a recoger su equipaje preparado para el desembarque. Un gran número divisaba a sus familiares mientras que se  despedían de los amigos que conocieron  en el  viaje culminando en  fuertes abrazos y promesas de volverse a encontrar; el mar un día quizá les daría una nueva oportunidad para vivir otra aventura de viaje sobre el espacioso líquido.

-¡Capitán...Capitán!- Vociferaba una señora de sombrero de copa alta que había compartido el viaje desde Guayaquil antes de bajar se le acercó  y muy emocionada le proporcionó un abrazo y  le dijo:

-He disfrutado el viaje Capitán, vivo en Guayaquil, he venido desde muy  lejos a visitar aquí a Lima a una prima, espero volver a verlo a mi retorno Capitán- le dijo  con cierta coquetería- luego mirando a los marinos concluyó diciendo:
-Todos han sido muy atentos conmigo; les estoy muy agradecida. Adiós  amigos-

-Ha sido un honor servirla Miss- le contestó sonriente.

Así se fueron despidiendo los pasajeros que abandonaban el barco y poco a poco quedaba semi vacío, algunos otros prolongaría el viaje hacia el sur que partiría al día  siguiente, también descendieron para aprovechar la tarde y conocer el puerto bravo y la ciudad de Lima, otros aprovechaban a visitar algún familiar, mientras esperaban el reinicio del viaje del bien ganado descanso del Tukapel ante de emprender al puerto de Valparaíso.

Pronto subió al vapor a recibir a la tripulación,  el Doctor  César Maradiegue. Natural de Cajamarca, descendiente  de una distinguida familia. Médico de profesión y encargado de la dirección de salubridad en la tripulación  de controles sanitarios de los productos de toda la flota  de la compañía Sudamérica  así como salvaguardar cualquier emergencia. Siendo además  un viejo y compañero amigo del capitán desde hace unos tres  años compartían los viajes y aventuras  en el Tukapel y está vez lo acompañaría hasta Valparaíso.
-¡Capitán bienvenido  a la Ciudad de los Reyes!- le dijo, a la vez que le extendía un fuerte apretón de manos-
Muchas gracias Doctor Maradiegue, usted siempre tan amable.
-Es un honor recibir al Tukapel en este puerto Capitán- le contestó el doctor con educado trato y continuó diciendo:
- y si me permite Capitán, sus marinos ya van a  retirar la carga de las bodegas, iré a examinar los productos-
-Adelante doctor, el barco es todo suyo- concluyó diciendo el Capitán dejando escapar una ligera sonrisa en  su rostro-

La rutina de cada desembarque y el cuidado  de los oficiales encargados de retirar toneladas de bultos del almacén apoyados por  los estibadores, la carga de comestibles y materia prima traída del Ecuador eran retirados y transportado en  carretas jalados por bestias de carga. El comercio era el pan de cada día de los pueblos hermanos. Por otro lado   la limpieza y aseo de la cubierta, camarotes, cabinas y sobre todo  revisar la sala de máquinas encargados  los eficientes maquinistas; el  carbonero  Juan Matamala, Alfredo Gonzáles y Segundo  Torrejón Le la misma manera los carboneros Serapio Sepúlveda y José Hinostroza; retiraban los residuos del carbón utilizado en el viaje.
Lo propio hacía el cantinero Cayetano Rojas y en la limpieza de los camarotes Anselmo Vergara.
Después de algunas horas;
 -¡misión cumplida…! Gritaba  el marino de nombre Rosendo Alarcón,
El capitán observaba desde lo alto de mando como culminaba el trabajo de  limpieza y abandono de las personas, algunos animales y encomiendas.
¡ Oficial Manuel Agüero…¿todo en orden?
-Así es mi capitán ya revisé la cubierta los camarotes y el almacén y todo en orden…

Bien, reúna a toda la tripulación y tome lista. Luego descansen, si alguien desea salir a visitar un familiar o pasear, que se acerque y converse conmigo..Eso es todo-
-Si, mi capitán, a la orden culmino diciendo  Manuel Agüero-
 La tarde escondía sus últimos rayos de luz, mientras pocas personas  que iban a continuar el viaje por el sur merodeaban por la cubierta y algunos otros se mantenían en los camarotes. La continuación del viaje se daría el siguiente día viernes.
¡Capitán..capitán! gritaba Arturo Papalli quien junto al segundo piloto Pablo Luzuriaga y el cantinero de  apellido Cayetano Rojas se aprestaron a conversar  con el capitán en el instante que se prestaba prestaban subir a una carroza junto a Roselo  que le servía como medio de transporte para trasladarse al hogar del joven estibador

 -Por favor capitán Colling- dijo Papalli;  es nuestro descanso y mañana volvemos al trabajo, nos gustaría que nos de la noche  para conocer lo hermoso que es Lima y visitar  a unos amigo-
-Los entiendo dijo el Capitán, tendrán el permiso  con la condición de presentarse muy temprano…¡ahh! Añadió diciendo y cuidado con emborracharse mucho.

No se preocupe capitán están conmigo- exclamó sonriendo el cantinero  Cayetano Rojas.
-Por eso les digo …concluyó diciendo el capitán y procedió subirse a la carreta junto a Roselo mientras todos rieron de buena gana.
-¡Ja-ja-ja-ja! Suerte capitán y hasta la vista se despedían mientras la carreta avanzaba por las calles  del Callao.
Pronto llegaron  a la casa de Rosendo ya que por el trabajo de la madre y de Rosendo , vivían cerca del puerto. Bajaron de la carroza y y Rosendo procedío a tocar la puerta.
-toc-toc-toc-
-¿Siii, quién es?  Se dejó escuchar una voz femenina y cansada por la  jornada del día.
-Soy yo mamá. Abre la puerta, tenemos visita- exclamó Roselo, la calle  estaba semi oscura, en el batiente de la casa  un viejo faro de fierro alumbraba muy tenuemente…

ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…