sábado, 27 de noviembre de 2010

Cuento tradicionalista

EL PERRO Y EL GATO
                     
                         En un “canchón” por “el Monte” camino a la poza del  “Monte guayabo”; vivía  un“perro bravo” que  tenía la mala costumbre de perseguir a los  gatos.
                          Un día el  perro correteaba a un pobre gatito, que desesperadamente trataba  de escapar de sus garras; en su desesperada carrera el gato  evitó caer a  un pozo con agua al lograr saltar a tiempo el obstáculo,  pero el perro en su loca carrera no logró ver el pozo y cayó al agujero...

_¡Guau!..¡guau!_
 Ladró el perro, sin poder evitar la caída. Percatándose el gato de lo que le había sucedido; detuvo su  desesperada carrera y  paró en seco.

_¡Ohhh! _ exclamó el gato.
 _El perro ha caído al pozo,  regresaré para burlarme de el_

Asomando la cabeza sigilosamente al pozo,  el gato pudo observar al perro batiendo sus patas repetida veces en su intención de salir del aprieto. Al principio  el gato  se reía de buena gana lo que le sucedía al perro que  sin fuerzas se quejaba emitiendo  quejidos en sus ladridos; de pronto un fuerte escalofrió recorrió por el  cuerpo del gatito  y cambió  la expresión de su rostro, ahora sentía pena y compasión por la desgracia de aquel animal que unos minutos antes quiso devorarlo.

_¡pobre perrito_ dijo el gato:
_ No merece morir de esa manera; intentaré salvarlo_

_¡Perrito!..¡Perrito!_ le grito el gato _no temas, ¡yo te sacaré!_

Sin pensarlo dos veces, el gatito introdujo su delgado cuerpo por el  oscuro  agujero
 y trabando fuertemente  las  uñas de sus patas traseras, las enterró con fuerza en la tierra y se metió al  peligroso pozo.
_¡Voy a colocar las  uñas de mis patas  en tu cuerpooo!_ ¡resiste amigo, resisteee!_
Le gritó el gatito dándole aliento.

                      El gatito sacó las uñas de sus patas delanteras y estirándose como pudo, las introdujo como ganchos en el cuerpo del perro. El perro intentó nuevamente  salir  del  pozo; todo empezó bien, el perro arañando con sus patas en un último esfuerzo,  ya casi lo lograban  pero, cuando salía el perro a tierra airoso  con las pocas fuerzas que quedaba; las débiles patas traseras del gatito resbalaron
y cedieron por el peso, el perro salió como pudo con mucho esfuerzo, mientras  el valiente gatito  rodaba  y rodaba  por mas que luchaba; hasta que al  fondo del pozo fue  a caer...                                              
        
 Al darse cuento de esto, el perro arrastrándose como pudo, al agujero regresó
para ayudar al gatito, pero, ya estaba agotado, ya no podía  hacer nada.

_¡Pobre gatito!_  decía el perro, llorando ante la impotencia.

_Me ha salvado la vida aún sabiendo que yo le quise causar daño, no tuve  fuerzas para ayudarlo, debía morir yo y no  él _decía lamentándose el perro, mientras lloraba desconsoladamente ante tal sacrificio.
                      Han pasado los  años y cuentan  algunas personas, que por el viejo camino  un perro “desdentado” y  “lagañoso”, emite tristes aullidos  cada noche cuando oye maullar un gato.
  
                       “Todos podemos ser buenos,
                         si le ponemos sentimiento a la vida”.
                               
                       “Haced el bien y no mires a quien.”
                                                     
                                                                     Creación de Percy Eliseo Gallegos Melgar.
                                                               

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