EL HOMBRE DEL "CARAJU"
Cuenta la historia que, en el antiguo poblado de
Huacapuy, vivía un joven indígena de estatura mediana, robusto y carácter
fuerte que, con mucha valentía se rebeló a los españoles cuando estos le
trataron de imponer órdenes y humillación a los indígenas en la construcción de las
“bodeguillas”
Era el año de
1539. Cuando los españoles se establecieron en Camaná. Fundaron y la poblaron con españoles, sirvientes y esclavos negros e
indígenas de la zona.
Una vez fallecido Almagro; socio de Francisco Pizarro; quedó como único dueño y dominador del Imperio. Derrotado los almagristas; Pizarro antes de regresa a Lima decretó fundar una villa en el
sur por una situación estratégica y sirviera de nexo entre el Cusco y Lima a la
vez que, mandó a construir varios almacenes en las profundidades de los cerros
de la zona que servirían de inmensos cofres de los tesoros del Cusco y
pocos después de los minerales
extraídos las minas de Potosí del alto Perú.
De inmediato se empezaron a perforar los cerros y
crear las famosas “bodeguillas” en las zonas de Huacapuy y Pucchum. Para ello, organizaron a los indígenas en
grupos escogidos entre jóvenes y adultos; llevados luego a los cerros escoltados por un número de españoles bien armados ante la amenaza de una desobediencia.
Para la ardua tarea, los indios utilizaron metales,
cuchillos y pequeños palos en punta y otros utensilios
para desmembrar y picar los mendrugos de peñascos extirpados de los
cerros.
Apenas salía el sol; los indígenas eran formados para recibir las órdenes del día y pobre de aquél que murmurase algo o mirar de frente al capataz español.
¡Indios, ponga la cara abajo! Gritaba a viva voz…¡La
cara abajo he dicho!
Y obedecían en silencio por temor a un castigo. Luego
eran introducidos a los cerros a trabajar y ante
las altas temperaturas de los perforados cuartos, los indígenas se
deshidrataban y cada día se los veían más débiles trabajando hasta el oscurecer
sin que los españoles se inmuten del inhumano maltrato.
Los días pasaron, y en una de las “bodeguillas” un joven indígena perdía
la paciencia al observar la humillación al que eran objeto sus semejantes. Un día, el capataz español consideró que no estaban trabajando lo suficientemente rápido en una de las "bodeguillas" y desde muy temprano levantó al grupo de indígenas responsable en donde se encontraba el valiente joven llamado
“Cumana”, hijo del último señor de Huacapuy que también trabajaba en una de las perforaciones quien luego también se rebeló pagando con su vida. El abusivo español con total
pedantería emprendió a humillar a los indios
con sus palabras indescifrables; todos agacharon la cabeza menos el joven “Cumana” que con
mirada profunda y desafiante encolerizó al capataz empezando a gritarle:
¡cara abajooo! ¡¡Indio no me mires!! ...¡¡¡cara abajooo!!!
¡cara abajooo! ¡¡Indio no me mires!! ...¡¡¡cara abajooo!!!
Desobedeciendo la orden y con
enorgullecida aptitud el joven “Cumana” perdiendo también la paciencia con enojo le contestó gritando:
¡¡¡Que caraju ni caraju!!!
Pronto el indio fue castigado, pero el capataz
español sintió a la vez, cólera y vergüenza ante la mirada irónica de los demás soldados que con una forzada mueca mantuvieron las ganas de reír, por la expresión puesta de manifiesto del
encolerizado joven que lo retó sin miedo alguno ante todos.
Desde entonces, la palabra expresada por el capataz español de “cara abajo”; fue sustituida por la pronunciada expresión de indignación del joven contestando “caraju”, desde aquél momento fue
tomada como expresión de cólera y disgusto, poco años después pronunciada como expresión
muy peruana de ¡¡¡CARAJO!!!
Leyenda creada por: Percy Gallegos Melgar.
tu articulo me pareció interesante
ResponderEliminarCARAJO es la palabra con la que se nominaba a la pequeña canastilla que se encontraba en lo alto de los mástiles de las carabelas (navíos antiguos) y desde donde los vigías oteaban el horizonte en busca de señales de tierra.
ResponderEliminarEl CARAJO, dada su ubicación en un área de mucha inestabilidad (en lo alto del mástil es donde se manifiesta con mayor intensidad el rolido o movimiento lateral de un barco) también era considerado un lugar de “castigo” para aquellos marinos que cometían alguna infracción a bordo.
El castigado era enviado a cumplir horas y hasta días enteros en el CARAJO y cuando bajaba lo hacia tan mareado que se mantenía tranquilo por un buen par de días. De allí viene la expresión MANDAR AL CARAJO y las variantes que abajo se detallan.
El carajo es una institución. Es la palabra que define toda la gama de sentimientos humanos y todos los estados de animo.
-Cuantas veces, al apreciar que una cosa es buena o te gusta, no has exclamado: “Esto esta mas bueno que el carajo”.
-Si la forma de proceder de una persona te causa admiración entonces dices: “Ese tipo es del carajo”.
-Si un comerciante se siente deprimido por la situación actual y por el estado de su negocio, exclama: “Si esto sigue así nos tendremos que ir pa’l carajo”.
-Cuando uno se encuentra con un amigo que hace mucho tiempo que no ve, le saluda así: “Carajo chico, que es de tu vida, donde carajo te habías metio to’ este tiempo?
-Si te habla un extranjero y no entiendes lo que dice, le preguntas al interprete “¿Que carajo es lo que dice este?”
-Si te molestas con alguien lo mandas pal carajo.
-Si algo te importa poco, te importa un carajo, pero… Si ese algo te importa mucho, entonces te importa mas que el carajo.
-¡CARAJO! Y no hay nada que no se pueda definir, explicar o enfatizar sin añadir un carajo. Por eso es que te estoy enviando esta felicitación del carajo, y si no eres un carajo, te tiene que agradar su contenido mas que el carajo.
-Deseo que pases una temporada muy feliz y mas buena que el carajo, ahora y siempre. Si te vas de vacaciones que la pases del carajo.
-Esa mujer (ese hombre) esta mas buena (o) que’l carajo…
-Les envía esto quien los aprecia más que el carajo.
Que opinan ustedes de Chile???
ResponderEliminar