lunes, 6 de febrero de 2012

La palabra peruana "carajo" (hoy universalmente pronunciada como una expresión de desahogo, enojo o disgusto) ante esta curiosa expresión, creo esta inédita leyenda con el fin de enriquecer nuestras tradiciones culturales.



EL HOMBRE DEL "CARAJU"

Cuenta la historia que, en el antiguo poblado de Huacapuy, vivía un joven indígena de estatura mediana, robusto y carácter fuerte que, con mucha valentía se rebeló a los españoles cuando estos le trataron de imponer órdenes y humillación a los indígenas  en la construcción de las “bodeguillas”

 Era el año de 1539. Cuando los españoles se establecieron en Camaná.  Fundaron y la poblaron con  españoles, sirvientes y esclavos negros e indígenas de la zona.

Una vez fallecido Almagro; socio de Francisco Pizarro; quedó como único dueño y dominador del Imperio. Derrotado los almagristas; Pizarro antes de  regresa a Lima decretó fundar una villa en el sur por una situación estratégica y sirviera de nexo entre el Cusco y Lima a la vez que, mandó a  construir varios  almacenes en las profundidades de los cerros de la zona que servirían de inmensos cofres de los tesoros  del Cusco y  pocos  después de los minerales extraídos las minas de Potosí del alto Perú.

De inmediato se empezaron a perforar los cerros y crear las famosas “bodeguillas” en las zonas de Huacapuy y Pucchum.  Para ello, organizaron a los indígenas en grupos escogidos entre jóvenes y adultos; llevados luego a los cerros  escoltados por un número de españoles  bien armados ante la amenaza  de una desobediencia.

Para  la ardua  tarea, los indios utilizaron metales, cuchillos  y pequeños palos  en punta y otros  utensilios  para desmembrar y  picar  los mendrugos de peñascos extirpados de los cerros.


Apenas salía el sol; los indígenas eran formados para recibir las órdenes del día y pobre de aquél que murmurase  algo  o  mirar de frente  al capataz español.
¡Indios, ponga la cara abajo! Gritaba a viva voz…¡La cara abajo he dicho!
Y obedecían en silencio por temor a un castigo. Luego eran  introducidos a los cerros a trabajar y ante las altas temperaturas de los perforados cuartos, los indígenas se deshidrataban y cada día se los veían más débiles trabajando hasta el oscurecer sin que los españoles se inmuten del inhumano maltrato.

   Los días pasaron, y en una de las “bodeguillas” un joven indígena perdía la paciencia al observar la humillación al que eran objeto sus semejantes. Un día, el capataz español  consideró que no estaban trabajando lo suficientemente  rápido en una de las "bodeguillas" y desde muy temprano levantó  al  grupo de indígenas responsable en  donde se encontraba el valiente joven llamado “Cumana”, hijo del último señor de Huacapuy que también trabajaba en una de las perforaciones quien luego también se  rebeló  pagando con su vida. El abusivo español con total pedantería emprendió  a humillar a los indios con sus palabras indescifrables; todos agacharon la cabeza menos el joven  “Cumana” que con mirada profunda y desafiante encolerizó al capataz empezando a gritarle:
 ¡cara abajooo! ¡¡Indio no me mires!!  ...¡¡¡cara abajooo!!! 
   Desobedeciendo la orden y  con enorgullecida aptitud el joven “Cumana” perdiendo también la paciencia con enojo le contestó gritando:
¡¡¡Que caraju ni caraju!!!

Pronto el indio fue castigado, pero el capataz español sintió a la vez, cólera y vergüenza  ante la mirada irónica de los demás soldados que con una forzada mueca mantuvieron las ganas de reír, por la expresión puesta de manifiesto del encolerizado joven que lo retó sin miedo alguno ante todos.

Desde entonces, la palabra expresada por el capataz español de “cara abajo”; fue sustituida por la pronunciada expresión de indignación del joven  contestando “caraju”, desde aquél momento fue tomada como expresión de cólera y disgusto, poco años  después pronunciada como  expresión  muy peruana de ¡¡¡CARAJO!!!


                                                          Leyenda creada por: Percy Gallegos Melgar.



3 comentarios:

  1. CARAJO es la palabra con la que se nominaba a la pequeña canastilla que se encontraba en lo alto de los mástiles de las carabelas (navíos antiguos) y desde donde los vigías oteaban el horizonte en busca de señales de tierra.

    El CARAJO, dada su ubicación en un área de mucha inestabilidad (en lo alto del mástil es donde se manifiesta con mayor intensidad el rolido o movimiento lateral de un barco) también era considerado un lugar de “castigo” para aquellos marinos que cometían alguna infracción a bordo.

    El castigado era enviado a cumplir horas y hasta días enteros en el CARAJO y cuando bajaba lo hacia tan mareado que se mantenía tranquilo por un buen par de días. De allí viene la expresión MANDAR AL CARAJO y las variantes que abajo se detallan.

    El carajo es una institución. Es la palabra que define toda la gama de sentimientos humanos y todos los estados de animo.

    -Cuantas veces, al apreciar que una cosa es buena o te gusta, no has exclamado: “Esto esta mas bueno que el carajo”.
    -Si la forma de proceder de una persona te causa admiración entonces dices: “Ese tipo es del carajo”.

    -Si un comerciante se siente deprimido por la situación actual y por el estado de su negocio, exclama: “Si esto sigue así nos tendremos que ir pa’l carajo”.
    -Cuando uno se encuentra con un amigo que hace mucho tiempo que no ve, le saluda así: “Carajo chico, que es de tu vida, donde carajo te habías metio to’ este tiempo?
    -Si te habla un extranjero y no entiendes lo que dice, le preguntas al interprete “¿Que carajo es lo que dice este?”


    -Si te molestas con alguien lo mandas pal carajo.
    -Si algo te importa poco, te importa un carajo, pero… Si ese algo te importa mucho, entonces te importa mas que el carajo.

    -¡CARAJO! Y no hay nada que no se pueda definir, explicar o enfatizar sin añadir un carajo. Por eso es que te estoy enviando esta felicitación del carajo, y si no eres un carajo, te tiene que agradar su contenido mas que el carajo.

    -Deseo que pases una temporada muy feliz y mas buena que el carajo, ahora y siempre. Si te vas de vacaciones que la pases del carajo.
    -Esa mujer (ese hombre) esta mas buena (o) que’l carajo…
    -Les envía esto quien los aprecia más que el carajo.

    ResponderEliminar